Alojamientos vacacionales en Ayacucho

El lugar esta ubicado en un pueblo hermoso entre montañas, la señal para el telefono es un poco complicada pero si lo que quieres es estar desconectado como en nuestro caso, es perfecto. La comunicacion con el administrador es impecable. Cerca a la ciudad pero entre montañas, hermoso lugar!!!! 100% recomendable

El alojamiento tiene una buena ubicación a 3 cuadras de la plaza de armas. Es una casa tradicional de la zona y acogedora, tiene buenas comodidades como cama moderna, baño recién renovado y la decoración en las paredes es bonita y única. Así mismo tiene una buena vista a la cuidad. El anfitrión Diego es amable y atento.

Excelente atención de la Señorita encargada, El lugar es tranquilo a unos minutos de la Plaza de Armas.

Fácil salida a puntos turísticos, si buscas una opción calidad-precio esta es tu elección.

La casa fue muy agradable. El interior y el exterior son muy hermosos. Por la noche hace calor, pero una habitación tiene aire acondicionado. Asegúrate de cerrar las ventanas a medida que los insectos entren y, mientras esto sucede, la casa se calienta mucho. Los perros son agradables y también hay caballos y la zona de la piscina es muy bonita. Nos quedamos principalmente en el área de la piscina para sentir un poco de aire fresco y una vez que necesitamos dormir nos dirigimos hacia adentro donde hace calor, pero con el aire acondicionado ayuda.

Es la segunda vez que me hospedo aqui, todo excelente. Jorge siempre muy atento.

Pasé unos días maravillosos con mi familia. El lugar es muy tranquilo, silencioso y muy familiar. El anfitrión se preocupó mucho en detalles para que nuestra estadía fuera placentera. Se notaba su preocupación por el frío, pero nosotros sentimos mucha calidez y el frío pasó desapercibido. Es una casa amplia y agradable para descansar. Salimos a los tour durante el día y, en la noche, nos sentíamos en casa. Ideal para familias completas que quieran salir del bullicio de la ciudad. El cielo ayacuchano era un regalo extra. Mi familia dice que dormimos como nunca, pues el silencio era placentero

un lugar tranquilo para descansar.